sábado, 29 de diciembre de 2012

El placer de la pesca



Me sorprende la cantidad de paralelismos con su cotidianidad que hacen los conductores del programa de pesca en el que trabajo.
La semana pasada discutían como cada uno tiene que saber qué técnica usar para la pesca de determinado pez, y su vez, los elementos a utilizar. Dependiendo de cada uno de los pasos detalladamente premeditados, es probable que de "la variada", saque una lisa o un bagre.
Muy felizmente, uno de ellos, experimentado en años y en vínculos personales, tiró "es como con las mujeres". Y no pude evitar quedarme pensando en qué quiso decir.
Soy una de esas personas que hasta que no le encuentran la lógica a un dicho que parece pasar desapercibido, no descansan tranquilas. Y de a poco, me empezó a caer la ficha.
El mundo es un mar de mujeres. O variada, como le dicen ellos. Cada una es distinta, pero no dejan de ser todos peces que responden ante a estímulos similares. Sin embargo, cada uno tiene que ser lo suficientemente inteligente para saber qué técnica de pesca usar, y qué carnada es la más tentadora.
Pero la emoción de cada uno de los pescadores, no radica en la obtención de la presa, sino en toda la parafernalia que se genera en la preparación para ir de pesca: desde levantarse, planificar el día, ver qué ropa ponerse y que herramientas hacen falta. Luego, pensar la ubicación, si se va a usar red o anzuelo, si con señuelo o carnada... y luego, a la acción.
El momento de máxima tensión, es en el pique, donde el pescador tira de la caña, mientras que el pez, ante el tentador tentempié, quiere obtenerlo todo.
Si la respuesta es inmediata, el pescador quedará contento, pero por un tiempo relativamente corto. Es probable que quiera ir a pescar otra presa. En cambio, si el pique fue largo, trabajoso, y dificultoso, la satisfacción será mucho mayor.

Una vez que hice toda esta relación, algo me aturdía ¿Porqué tanto lío? ¿Porque la graciosa metáfora? ¿Tan instintivo es el ser humano, que hasta para la conquista lo relaciona con la caza?

Es por eso que hoy, llegando casi a horario para la largada del programa, vine contenta a decirle a los chicos  sobre esto. Se me mataron de risa porque fue una broma hecha con mucha liviandad, y yo le había dado todo un sentido. Correcto, pero rebuscado. Quizás porque extraño la tesis.

Pero uno de ellos, redobló la apuesta: Ya que tanto pensaste sobre el tema ¿No te preguntaste que tipo de pez sos? ¿Qué carnada funciona con vos y si alguna vez te pescaron?

La puta madre - Pensé.

No lo había pensado. No sé si quería. No me veía con escamas y buscando alimento por ahí. Pero evidentemente había pescadores, que me han pescado en su momento, y que me quieren pescar. ¿Qué carajo soy? ¿Pez limón, anguila, dorado, surubí, pacú, trucha? Fuck.

Dos horas haciendo un programa desde la madrugada pensando eso. Pensando en que alguien en algún momento pensó si era caña o red. Si era corazón coloreado o lombriz. Mi cara me vendió.

Terminó el programa, y se me acerca y me vuelve a preguntar:
- ¿Lo pensaste?
- Más vale, pero no me veo como pez la verdad. Y me da mucha impresión en ver a los hombres como pescadores.
- Nena, porque vos no vas con ese juego. Vos sos una mina de 10. Las que son peces son las que se entregan de una, o andan cortando la tanza toda la vida. Y los giles como nosotros, pescamos por deporte. Siempre las devolvemos al agua..

Pasará el tiempo. Creceremos en muchos aspectos. Pero solo sé una cosa: soy un pescado al que le encantan estas cosas.


1 comentario:

Unknown dijo...

Una cosa es segura Licenciada, en el tema de la escritura, usted es como pez en el agua. Me encanta como vas desmenuzando la idea. Aunque como ferviente feminista que soy, no me compararía jamas con un pescado, pensalo, terminan o como adorno en una pared o cocidos y digeridos.
En cuyo caso, coincido con tu compañero, hay solo cierta clase de mujeres que nacieron para ser pescados, y nosotras no entramos en ese grupo en particular.
Seguí escribiendo, ME ENCANTA!!