Uno va por la vida, o la vida va por uno. No importa el orden. Te levantás, te bañas, te cambiás, te vas al laburo, volvés, mirás el face, boludeas, te dormís, y así ciclicamente. Ponele que de vez en cuando haces o recibís un mensaje que cambie un poco la rutina.
Siempre igual. Depende del día o de la circunstancia supongo. Pero hay muchas cosas que ocurren en el contexto en el que caminamos, y que apenas percibimos. Quizás con demasiado esfuerzo, hemos escuchado hablar de ellas. Pero al tener un impacto casi nulo en nuestra cotidianidad, lo pasamos completamente por alto.
Fui por primera vez a un Spa. Cerca de Plaza Serrano, en lo que ahora le dicen "Palermo Soho". El nombre muy "top", pero está tan llena de caca de perro la vereda como en Villa Luro. Vestida de jean, remera, pelos al viento y cero maquillaje, me puse a caminar hasta que algo me hacía sentir muy incómoda.
No eran las sandalias, ni que estaba transpirando por la intensa humedad. Era el lugar donde estaba y la gente que circulaba. Todos los negocios mostraban carteles en inglés, ropas doradas con precios por las nubes... ni hablar de la decoración navideña que le da 15º más de sensación térmica a tu vida.
Ahi estaba. Yo, con mi aliento a Provincia de Buenos Aires, en la máxima expresión del caretaje porteño. Señoras sesentonas con sus siliconas intáctas y sus pantalones blancos ceñidos a la cintura. El padre de familia que es gay, pero disimula su femeneidad tan bien como yo, total, a Carmen le importa que le de las llaves de la Toyota y la extensión de la Visa.
La rubia setentona se re dio cuenta de que le saque una foto. Pero el botox no me permitió dilucidar si estaba enfurecida o halagada. |
Las niñas circulan vestidas cual adolescentes emputecidas, con lenguaje adulto, encaprichándose con sandalias de taco fluor, mientras lucen rubios teñidos. Responden a nombres de Countries como Delfina, Renata o Martina. Nombres de vieja que usan perlas, que huelen a naftalina con un toque de colonia.
Pero desde el crio de 3 meses vestido de Mimo & Co, hasta la ridícula que se pone calzas para que se marquen las arrugas de sus gluteos a los 50 y entrados años de edad reconocen a la distancia el olor al Conurbano.
No sé que es lo que hace que se note, pero está. Capaz es no tener el pelo con alizado, o usar esas combinaciones raras de ropa. Quizás sea el color verde de mis uñas, medio despintadas, o que las ojeras parecen colchones en mis ojos. Para mi que las luces de neón en plena tarde, destacan mi calidad de "villerita". De Villa Luzuriaga. Pero no VISHA, sino Vilia, como las de antes... como un valle o algo así.
Siempre que andas en chancletas por Luzuriaga, vas a escuchar a las vecinas decir eso, defendiéndose del poder del sentido común. Como quien no quiere la cosa. Y cuando te percatás, directamente te dicen que son de "Barrio Marina". Suena igual de lindo, pero sin ruborizarse por un posible malentendido. Aunque haya historias peores relacionados con el pasado militar de la zona. Pero esa es otra historia.
La cosa es que no cumplía con el estereotipo Soho. Se notaba que viajaba en bondi, que estaba cansada y y esas boludeces que diariamente me importan a un nivel cerca a la nulidad, pero que hoy me cacheteaba en cada esquina. Tanto era así, que cuando pasé por un negocio, una de las vendedoras que fumaba un pucho afuera me dijo que si quería pasar, tenían ropa más barata que la de vidriera.
Pero algo que me saca realmente, y que es de lo PIOR... es que a las Magdalenas le digan Muffins, y eso parezca una buena razón para fajarlos $20 pesos...al igual que los adornitos minimalistas, y los culottes con inscripciones.
Me quedo con el Águila Torta. $20 una Magdalena con crema es una besh-tia-li-da' |
Yo seguí mi camino al SPA. La verdadera vergüenza fue desnudarme casi por completo ante un espécimen masculino desconocido. Pero... altos masajes. Ahí no importó que venía del otro lado de la General Paz, aunque el concepto de ir de SPA deja mi realidad Luzuriaganense medio atrás.
No solo fui discriminada por la mirada del otro... sino también las afortunadas palabras del Sr. Diego -así se llamaba él- que recomendaban baños de inmersión y sesiones diarias de sexo. Fa-ci-lí-si-mo. Es tan solo desnudarse y zambullirse de lleno en el placer que te puede brindar.... el agua tibia. Lo otro se complica bastante más.
En el hipotético caso de que la recomendación de descarga de tensión sexual se realizara diariamente, el Soho te provee ropa interior para inspirar musicalmente a tu pareja mientras estás en cuatro. |
Volviendo, me di cuenta que ser de Provincia, sobretodo del Oeste, me llenaba un poquito más el pecho. Somos pibas completamente adaptables y que podemos defendernos con un insulto bien guarrito cuando queremos. No tenemos miedo a que se nos rompa una uña o que el viento nos corra las cortinas. Es más, te las comés con tintura y todo. Avanzas, y que se curta la gilada (?)
Mentira. Estoy enamorada del sombrero que me compré en la galería París. No veo la hora de ponérmelo para pasear por las calles de Aldo Bonzi <3
Bonus Track: Luzuriaga está a unas cuadras de Ramos, donde te encontrás la Mistery Machine. ¿Pero que más querés? |
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